miércoles, marzo 29, 2006

Completando espacios


En esta vida como un estante de libros no podría sentirme bien del todo, si no hubiera reservado algún espacio para los juguetes de niño.
En este estante como una vida llena de lecturas, no podría ser feliz del todo si no hubiera guardado un espacio en mi corazón para sentirme otra vez niño.

viernes, marzo 24, 2006

Un tipo ingenioso?

Ya en las elecciones anteriores (hace cinco años) vi paneles gigantes con propaganda de él. Un tipo que conocí solo de vista en la universidad. Se presentaba para Congresista y en esa vez no fue electo, aunque las encuestas ahora le dan mayor oportunidad.

El eslogan que ahora usa es el mismo que el de hace cinco años. "A mí nadie me podrá romper la mano".

Lo que parece una proclama de comportamiento ético ("romper la mano" equivale a coimear, a sobornar) no es, sin embargo tal: de hecho el tipo en mención no tiene manos, sino dos ganchos de acero que las sustituyen. Tanto es así, que en la foto en el panel aparece mostrando los susodichos ganchos.

No voy a hablar de sus cualidades o defectos personales, porque honestamente no los conozco. Es el eslogan lo que me interesa para este post: ¿si del panel se desprende que no le podrán romper la mano, porque "físicamente" es imposible hacerlo, debo entender entonces que si no fuera por tal impedimento "físico" (imposibilidad material, como se dice en un lenguaje más técnico) sí podría ser coimeado o sobornado?.

Condorito dixit: "¡exijo una explicación!"

lunes, marzo 20, 2006

Otra ingeniosa frase anodina

Al enterarse que uno de mis compañeros del Colegio ahora se está presentando como candidato al Congreso de la República, y sobre todo que no es un candidato únicamente con "aspiraciones" sino que es casi Congresista fijo, alguien me pregunta: ¿por qué no te dedicaste al igual que él a la política?.
Obviando mi fastidio por la repetición de ya varios días (no es el único que me ha dicho lo mismo, ni mucho menos), invariablemente respondo: "Algunos como yo optan por ser decentes y ganarse los frejoles con su trabajo, otros optan por la política".
Festeja mi respuesta.
Pero a mí, hace rato que dejó de darme risa.

jueves, marzo 09, 2006

Desde niño tuviste miedo

Recuerdo que, como tantas otras veces, me pidieron que recitara una poesía frente a todos los alumnos formados en el patio de la escuela, luego que se cantara el himno nacional. En ese entonces era un tanto aplicado en el arte de la declamación (suena pomposo, no?), y como tal había que mover las manos poniendo énfasis en determinados versos o estrofas enteras.
Viene a mi mente claramente, incluso, la vez en que tenía algo en la mano, y como no pude guardarlo a tiempo, al recitar levantaba una mano y pasaba el objeto a la otra y así sucesivamente. Recuerdo las risas, y mi absoluta indiferencia a ello.
Recuerdo que, como tantas otras veces, me puse a buscar con la mirada, lleno de miedo, el rostro de alguno de mis hermanos o de Papá (en ese entonces Profesor de la escuela). No recuerdo a cual de ellos vi, pero sí que, como todas las veces anteriores en que encontré el rostro de alguno de ellos, me puse a llorar delante de todos, y me bajaron sin terminar de recitar.
Recuerdo el temor, o vergüenza, qué se yo, con tanta nitidez que a veces me sonrojo y siento pena por el niño pequeño que fui.
Dejé de recitar e inclusive, dejé de aprenderme de memoria los poemas que me gustaban, con una tenacidad tal que incluso ahora huyo de ellos.
Mas grandecito ya, en secundaria, escribía poemas y algunos los vendía. Nunca supe a ciencia cierta cómo se enteraron de mis poemas, ni como empezó esto de los poemas a pedido (acrósticos, sobre todo), pero lo que si sé es que los que yo consideré "poemas míos" de verdad, nunca los mostré a nadie, hasta que los destruí.
Escribidor eventual, ahora, de posts carentes de pretensiones literarias. No puedo evitar pensar que lo que digo no vale la pena ser dicho, o más exactamente, no vale la pena ser dicho en la forma como lo hago.
Mientras escribo corrijo una frase u otra, sustituyo una idea por otra. Cambio párrafos enteros que puedan mostrarme demasiado. Mientras escribo sustituyo a veces la idea primigenia por otra menos parecida a lo que efectivamente quise escribir.
Publico un post, y a veces me asalta la angustia de encontrar un reproche escrito por algunos de quienes me gustaría que aprecien esto que escribo, pero a los que, estoy seguro, nunca contaré que lo hago.

viernes, marzo 03, 2006

Normalidad

A unos cuantos días de volver a la normalidad de una autopista con kilómetros y kilómetros de línea recta, con días y días de paisajes llenos de dunas, siento nuevamente el ya acostumbrado desconcierto.

Cambio desadaptación por costumbre.

Cambio un refugio de libros por uno de normas.

A unos cuantos días de terminar estas vacaciones en las que casi todos los días me he preguntado ahora qué hago, siento un poco de tristeza porque el conocido transcurir de las horas en el trabajo, se ha convertido en la normalidad para mí.

Cambio estos ojos tristes por una sonrisa socarrona, y una mirada maliciosa.

Cambio libertad por normalidad.