jueves, abril 19, 2007

Mi nombre en la hoja de un árbol

No puedo escapar, a veces, a la necesidad de sentirme interesante y voy cayendo contínua pero impercetiblemente en este juego tonto de visualizar mi perfil, salir, visulizar mi perfil, salir, y así n veces; sólo para ver cómo aumenta el numerito ese de "visualizaciones del perfil".

No cabe duda que me gusta mentirme, aún a sabiendas que nada cambiaría en mí, ni en este blog, de ser cierto.

Pero ya dije, no puedo escapar, a veces, a la necesidad de sentirme interesante, y como hoy, voy cayendo imperceptiblemente en el juego de escribir en este blog, sólo para ver cómo quedan fijas mis palabras, y que me dicen de ellas quienes algo habrán de decirme.

lunes, abril 09, 2007

Drive

Después de casi 10 años de ser un carrohabiente, he descubierto que verdaderamente disfrutas al carro cuando lo manejas en tramos bastante largos, y más aun si el viaje que realizas sobre él es para llegar al punto de partida.
Lo anterior puede sonar a fraseo barato, si no fuera porque este fin de semana largo he viajado, junto con mi esposa e hija, a Trujillo, la ciudad de la eterna pero esquiva primavera; si no fuera porque he cargado con mis cacharpas y mi temor disfrazado de reticencia, y he conducido por los lugares por los que habitualmente transito dormido.
A simple vista nada extraordinario puede haber en un viaje de 08 horas de ida y 08 de vuelta, sobre todo si todo el camino es asfaltado. Pero lo que surge a simple vista no es lo válido para mí, ni la anécdota de haber visitado la albufera de Medio Mundo o haber almorzado Tacu Tacu en Tatos de Barranca. Lo importante, lo recordable y remarcable, es todo lo que al pasar de mi carro pasó dentro de mí.
Después de casi 10 años de ser un carrohabiente, he descubierto que un viaje largo es el mejor medio para volver en inmediato el temor por la integridad de los seres que no sólo tienes que proteger, sino que esperan que los protejas, e inmediata a su vez la satisfacción de estar protegiéndolos; después de casi 10 años he descubierto que conducir tu propio carro a casa es casi casi como volver de veras, como hijo que va a quedarse a vivir, y no como el habitual visitante que siempre tendrá que irse.