viernes, diciembre 21, 2007

I Believe

Son aproximadamente las seis de la tarde, está oscurenciendo. Estamos en el parque de por la casa, Romina y yo. Acabamos de llegar y, como suele hacer cada vez que vamos allí, ella se acerca corriendo a la imagen de la Virgen de Fátima que hay en una urna en el medio del parque.
Se persigna, mira a varios lados, corre hacia un matorral y coge una flor, regresa hacia la Virgen y coloca la flor a sus pies. En ese mismo instante se enciende la luz de la urna y la Virgen queda iluminada.
Romina regresa corriendo hacia mí, con una sonrisa enorme y con los ojos brillando. "Papá - me dice- he iluminado a la Vírgen". Yo, que observaba todo desde el comienzo, no dudo en lo más mínimo que sea así.