jueves, julio 30, 2009

Opening Theme

Side A


Nací en esta ciudad y bajo este cielo soñé todo lo que sería de grande, todas las cosas que haría. Por muchas de estas calles caminé como si fueran estaciones de tránsito desde las que saltaría a comerme la vida, a asaltar el cielo.


En el tiempo lento de provincia crecí asumiendo que tenía en mí todo lo necesario para ser la estrella de la película de mi vida, el rockstar permanentemente vigente.


Sin embargo estoy aquí como lleno de vientos y de lluvias porque no estás conmigo.


Esta ciudad y estas calles ahora se me aparecen como detrás del vidrio de un bus, como lugares que voy visitando.


Los años me permitieron conseguir sueños, construir nuevos y olvidar otros. Pese al tiempo transcurrido y pese a los diferentes lugares que me vieron crecer, todo fue como habitar una estación de tránsito para regresar a esta ciudad, a estas calles, al tiempo lento.


Fue así hasta que tú reemplazaste a esta ciudad entera, a todas las calles y a todas las ciudades, a todo el tiempo y a todos los sueños.


Tu cuerpo es el espacio físico que habito y en ti se concentran lo que quiero y espero para mí. Ahora soy extranjero en todo lo que no seas tú.


Side B


Tú. Una carita sonrojada, unos labios rojos entreabiertos, unos ojos brillosos mirándome fijamente.


Tú. Unas manos que acarician mi rostro, una piel pegada a la mía, un cuerpo desnudo que me posee sin fisuras ni limitaciones, absolutamente.


Tu. Un beso que repito constantemente en mi cabeza a cada paso que doy, en cada lugar que transito, en cada tiempo que estoy, como si fueras oxígeno, como si fueras luz, como si fueras todo lo que soy y lo que fui, todo lo que esperaba ser.


Como si todo lo que yo llevo por dentro, como si todo lo que habita mi cabeza, como si todo lo que pasa por mi corazón, fuera solo una imagen reflejada de ti.

lunes, julio 06, 2009

La espera

Se levanta cuando la mañana aún parece noche. Luego de unos cuantos mínimos ejercicios va a la ducha, de agua fría siempre. Se jabona y enjuaga meticulosamente, repitiendo mentalmente todo lo planeado para el día: la primera llamada, el primer mensaje, qué diría en cada uno de ellos; dejar pasar el día intercambiando correos no muy densos ni intensos, guardándose para el encuentro de la noche

Sale de la ducha y se envuelve en una toalla. Agua de colonia, talco, medias, ropa, cualquier camisa y cualquier terno a mano, total todas las camisas son celestes y todos los ternos azules. Zapatos, desayuno, cepillarse, corbata, perfume. La calle.

Mientras conduce va cambiando de emisora buscando la canción que más le acomoda al momento. El dia no es extraordinariamente bonito, pero bonito será el encuentro, piensa.

Llega al trabajo, saludos, cosas que hacer, cosas que fingir hacer. Primera llamada, hola amor, cómo estás. Primer mensaje, pensé mucho en tí, mi amor. Luego los demás mensajes, contarse cómo les fue el fin de semana, él cauteloso con las palabras, cuidando siempre el encuentro próximo.

Tener todo ordenado, incluso las palabras, incluso lo que se cuenta de uno, ayuda a pensar que lo que debe salir perfecto saldrá perfecto. Ayuda a superar la tensión de lo inesperado.

Ya ha almorzado, ya se ha lavado. Deja pasar la tarde como si fuera un pequeño viento que le refresca la cara pero que no le quita el calor. Llega la salida.

Conduce sin música de por medio, acompañándose a sí mismo, pensando en la primera palabra, en el primer beso, en la primera imagen que él tendrá de ella, y que ella tendrá de él.

Llega en punto y se estaciona, la espera. Estos minutos no son realmente la espera, la espera es desde que se levantó en la mañana. Baja un poco la luna del carro, ve ocultarse el sol tristemente, en unos cuantos minutos ella seguramente llegará.

Dios del cielo en la tierra

Con mis labios pegados a tu oído te digo: antes de ti era tan solo un peatón más de la vida, un caminante de caminos conocidos. Antes de ti era tan solo un hombre, pero ahora soy un dios que habita el cielo contigo.

Sonríes incluso con los ojos y me dices, mirándome fijamente, te quiero muchote.

Yo, sin saber qué decir, de tanto y tanto que quiero decirte, paso mi rostro por tus labios, para que impregnes tus besos en todo lo visible de mí. Yo sin saber cómo reír, de tanta y tanta felicidad a tu lado, respiro tu olor, para que impregnes tu presencia en todo mi interior.