Pese a todo lo que pueda decirse al respecto, es difícil diferenciar la justicia de la venganza. En lo que sí hay consenso es en que los tribunales de justicia han sido creados para impartir justicia en nombre de la sociedad, y así evitar que los particulares tengan que recurrir a la venganza.
La administración de justicia es pues, una forma evolucionada y edulcorada de la venganza, y sienta bien desde que para impartirla deben seguirse las reglas de juego previa y expresamente establecidas (el principio del debido procedimiento, le llaman).
No me opongo a ello, y creo que debe seguir siendo así, en la medida que desde nuestra condición de cristianos (y creo que en todas las religiones es así), la venganza por afrentas o agravios personales no es buena, bueno es reclamar y obtener justicia.
Pero cuando las afrentas o agravios son directamente al estado, o mas precisamente, a las instituciones o dineros públicos. Es decir cuando el agraviado es directamente la sociedad, y no la sociedad como tutora del individuo sino la sociedad como tal, ¿cuál es la razón para edulcorar la figura?. La sociedad no es cristiana, ni la sociedad requiere de un orden superior al suyo para vengarse, entonces ¿porqué impartir justicia y no mejor darnos el gusto de ejecutar la venganza del pueblo?.