Ahora sé que ésta canción es bastante antigua y la popularizó Frank Sinatra. En ese entonces no lo sabía y no me importaba saberlo.
Aunque ahora que lo sé tampoco me importa.
Entonces era el sonido que acompañaba a la imágen tristísima (al menos para mí) del reflejo en el agua de mar de una mujer desnuda (Rei Ayanami) bailando a la luz de la luna.
Entonces era el final esperado de cada capítulo de Evangelión.
Ahora sé la letra pero entonces sólo la intuía.
Ahora sé lo que quiere decir cada frase que la compone, pero cada vez que la escucho me esfuerzo por olvidarlas para recordar únicamente las que intuía.
He escuchado varias veces la versión de "La Voz", pero no me gusta, prefiero y siempre vuelvo a la voz anónima que la interpretaba al final de cada capítulo de Evangelión.
Prefiero la canción y la voz anónima de ese entonces en que solía ver Evangelión, a las doce de la noche, de lunes a viernes, en mi cuarto alquilado de San Miguel, acompañando mi soledad y mi cansancio tan sólo con el televisor y con esas ganas tan fuertes de tener a alguien a mi lado en esos momentos hablándome o callando, que se yó, pero compartiendo mi espacio, mis nostalgias, mis sueños.
Sé que si miro al cielo insistentemente haré llover, pero no lo haré, no desmentiré lo mágico en mí.
jueves, abril 14, 2005
martes, abril 05, 2005
Confía en mí, soy abogado.
No sé si han visto el sticker ése en que se representa a un tiburón surfer, con lentes oscuros, parado al lado de su tabla, y escarbándose los dientes con un mondadientes. Bajo tal imágen, irremediablemente, se consigna la frase que da título a este post.
Nos consideran tiburones.
Nos consideran ratas.
Y en muchos casos (en bastantes más de los que estaría dispuesto a aceptar), tales apelativos son fundados.
Entre las pocas cosas en que hay consenso universal, es en los chistes sobre nuestra calidad moral o nuestra condición humana.
Y todo ello, me divierte.
Sin embargo, el dos de abril ha sido reservado como el día del abogado, lo que ya no es tan divertido.
En lo que se refiere a mí, eso no significa nada. Pues, ¿que se haya designado tal día como "mi" día, implica que se me reconoce por algo?
¿se reconoce mi condición de abogado como una virtud o como un logro?
No me parece que sea lo uno ni lo otro.
En todo caso, siendo abogado, los logros que quisiera que me sean reconocidos tendrían que tener mi nombre, y no mi grado académico.
Siendo abogado no necesito que me lo celebren por serlo. No lo entiendo. Sería como si pidiera que me celebren por ser hombre.
No me reserven días del año, entonces. No me feliciten por ello. No se molesten en mandarme saludos a mi correo.
Solamente sigan depositando su confianza en mí: soy abogado.
Nos consideran tiburones.
Nos consideran ratas.
Y en muchos casos (en bastantes más de los que estaría dispuesto a aceptar), tales apelativos son fundados.
Entre las pocas cosas en que hay consenso universal, es en los chistes sobre nuestra calidad moral o nuestra condición humana.
Y todo ello, me divierte.
Sin embargo, el dos de abril ha sido reservado como el día del abogado, lo que ya no es tan divertido.
En lo que se refiere a mí, eso no significa nada. Pues, ¿que se haya designado tal día como "mi" día, implica que se me reconoce por algo?
¿se reconoce mi condición de abogado como una virtud o como un logro?
No me parece que sea lo uno ni lo otro.
En todo caso, siendo abogado, los logros que quisiera que me sean reconocidos tendrían que tener mi nombre, y no mi grado académico.
Siendo abogado no necesito que me lo celebren por serlo. No lo entiendo. Sería como si pidiera que me celebren por ser hombre.
No me reserven días del año, entonces. No me feliciten por ello. No se molesten en mandarme saludos a mi correo.
Solamente sigan depositando su confianza en mí: soy abogado.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)