He decidido que cuando me jubile (entre los 65 o 70 años), lo primero que haré, escrupulosamente y a conciencia, será ponerme a pensar en mi vocación.
Una vez que quede convencido de cuál es (puede que incluso llegue a la conclusión que mi vocación era ser abogado), lo siguiente será escribir mi biografía en función a tal vocación, descubierta, estudiada y definida.
Habiendo ya, entonces, un elemento estructural definido en torno a lo que escribiré sobre mí, nadie dirá al leerla que todo es mentira.
Ni nadie podrá enterarse del caos que llevo por dentro...
Díganme si no soy previsor.