Recuerdo que, como tantas otras veces, me pidieron que recitara una poesía frente a todos los alumnos formados en el patio de la escuela, luego que se cantara el himno nacional. En ese entonces era un tanto aplicado en el arte de la declamación (suena pomposo, no?), y como tal había que mover las manos poniendo énfasis en determinados versos o estrofas enteras.
Viene a mi mente claramente, incluso, la vez en que tenía algo en la mano, y como no pude guardarlo a tiempo, al recitar levantaba una mano y pasaba el objeto a la otra y así sucesivamente. Recuerdo las risas, y mi absoluta indiferencia a ello.
Recuerdo que, como tantas otras veces, me puse a buscar con la mirada, lleno de miedo, el rostro de alguno de mis hermanos o de Papá (en ese entonces Profesor de la escuela). No recuerdo a cual de ellos vi, pero sí que, como todas las veces anteriores en que encontré el rostro de alguno de ellos, me puse a llorar delante de todos, y me bajaron sin terminar de recitar.
Recuerdo el temor, o vergüenza, qué se yo, con tanta nitidez que a veces me sonrojo y siento pena por el niño pequeño que fui.
Dejé de recitar e inclusive, dejé de aprenderme de memoria los poemas que me gustaban, con una tenacidad tal que incluso ahora huyo de ellos.
Mas grandecito ya, en secundaria, escribía poemas y algunos los vendía. Nunca supe a ciencia cierta cómo se enteraron de mis poemas, ni como empezó esto de los poemas a pedido (acrósticos, sobre todo), pero lo que si sé es que los que yo consideré "poemas míos" de verdad, nunca los mostré a nadie, hasta que los destruí.
Escribidor eventual, ahora, de posts carentes de pretensiones literarias. No puedo evitar pensar que lo que digo no vale la pena ser dicho, o más exactamente, no vale la pena ser dicho en la forma como lo hago.
Mientras escribo corrijo una frase u otra, sustituyo una idea por otra. Cambio párrafos enteros que puedan mostrarme demasiado. Mientras escribo sustituyo a veces la idea primigenia por otra menos parecida a lo que efectivamente quise escribir.
Publico un post, y a veces me asalta la angustia de encontrar un reproche escrito por algunos de quienes me gustaría que aprecien esto que escribo, pero a los que, estoy seguro, nunca contaré que lo hago.
12 comentarios:
Huguito, me acercás a mi hijo, igualito... calcado contigo. Pero igual me hacía feliz, si no recitaba, sus pucheritos eran muy tiernos, además ahora de grande, sos una persona espectacular, y no tengas miedo de lo que te puedan escribir negativo, todas las experiencias negativas o positivas, nos dan experiencias de vida, hasta prontito, abrazos grandes, te dejé mensaje contestándote en mi post, comilón de Palomas... Te voy a contagiar la cosa esa AVIAR???
Todo lo que tiene corazón merece la pena...para quien lo pone, para quien lo encuentra.
Besotes de luciérnaga :))
PD:...se te ve apagailló'
Cuando la mente me lleva al pasado, me acerco también tanto a ciertos recuerdos, tanto que llego a codearme nuevamente con mis miedos. Siento también como si fuera hoy mismo tan cercana la soledad que me produjo el fin de la ilusión de un primer amor e incluso mis mejillas sonrosadas en este instante evocan más de una inocente y sin sentido escena de aquellos tiempos, que solo encuentran explicación en la vehemencia de la adolescencia.
Paloma es un honor inmerecido que me compares con tu hijo... y si, tendrías que tener cuidado con la gripe aviar.
Alma, amiga, efectivamente ando apagado... ya se me pasará.
Lectura anónima (dudo mucho que un lector anónimo confiese evocar sus "mejillas sonrosadas"), es la evocación de lo pasado, inclusive de las pequeñas cosas, con la carga emocional que conllevan, lo que nos pone nostálgicos, a veces... muchas veces.
Vine a ver si estabas menos flojo pa' escribir...te dejo un besote
La memoria para recordar lo inmediato (ayer o la semana pasada) es tantas veces esquiva: y lo es más aún cuando los años van pasando (o pesando?)
Y sin embargo, la evocación del pasado (aún el infantil o adolescente) que nos impresionó (o conmovió) es tan fácil como pulsar una tecla, o ver una imagen fotografiada o digitalizada... aunque personalmente la prefiero: dibujada.
Experiencias como las que acabas de relatar, nos ha tocado vivir alguna vez en nuestras vidas. Lo que no debemos permitirnos es privarnos de hacer lo que más nos gusta, lo que nos llena, lo que nos hace sentir plenos, libres y completos. Me da mucho gusto, encontrar/de casualidad/a alguien que escriba como tú, de un modo tan natural, fresco, real. Y si en algo te sirve mi opinión: aprecio tus escritos!!!
Muchas gracias sammyta, bienvenida a esta, tu casa.
Muchas gracias a ti Hugo!!!!!!
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