Es una tarde fría y ella tiene las manos heladas. Camina, sola, por un parque casi vacío. Está con un largo abrigo negro, pero igual tiene frío.
Saca de su bolso un sobre, lo rompe. Desdobla un papel, se toca la nariz con una mano, se acomoda el pelo hacia atrás y empieza a leer: "¿recuerdas la primera vez que te ví? Era de tarde, entraba yo en la Iglesia Santo Domingo y escuché una guitarra tocando Historia de Amor, caminé por varias habitaciones hasta verte en una de ellas, sola, concentrada. Te vi perfecta y perfecta fuiste para mí durante mucho. Habría matado y muerto con gusto por verme siempre reflejado en tus ojos. ¿te lo dije varias veces, no?".
Ella se detiene junto a un banco de madera y se sienta. Sigue leyendo: "¿recuerdas que no podías creer que yo estuviera tan enamorado de tí? Me mirabas incrédula cuando con mi guitarra te cantaba Yo Pienso en Tí de Fernando Ubiergo, o Cuando Duermes de Cómplices. Leías incrédula mis poemas. Y yo estaba loco por tí, loco como suele estarlo aquél que no sabe vivir otra vida que una junto a tí"
"Me decías un día te cansarás, te aburrirás, porque eres como un niño. Yo te decía jamás, mi amor, jamás. Tu me mirabas incrédula."
"¿llegaste a enamorarte de mi?. ¿Sabes? yo nunca lo supe bien. Seguramente porque estaba loco por tí sentía que no te habías enamorado lo suficiente de mí. ¿recuerdas que me gustaba pasar mis dedos por tu rostro? ¿alguna vez tocaste así el mío?".
Ella siente frío y se pone de pie, baja un instante los brazos y mira a lo lejos, a ninguna parte y a todas a la vez. Camina lentamente y vuelve a leer: "¿porqué te escribo esto? porque me voy. De hecho mientras estás leyendo ya estoy bastante lejos. No importa donde, sólo lejos, donde no tenemos lugares ni amigos comunes. De verdad te amé con todo mi alma, de verdad fuiste la perfección absoluta para mí, pero he empezado a pensar que tal vez no eres perfecta, que tal vez me estoy equivocando al querer verte siempre como el ángel que tocaba una guitarra en un salón de una iglesia que no he vuelto a visitar más. Me decías que era un niño y tal vez tenías razón, este niño quiere recordarte perfecta y por eso se va. Adiós, mi amor".
Ella arruga el papel pero no lo bota, lo guarda, tiene las manos frías y con ellas se tapa los ojos como queriendo no ver. Se queda quieta, luego vuelve a mirar a todas partes. Se pregunta ahora dónde iré. Piensa desolada que es una tarde fría, y camina a cualquier lugar.
Saca de su bolso un sobre, lo rompe. Desdobla un papel, se toca la nariz con una mano, se acomoda el pelo hacia atrás y empieza a leer: "¿recuerdas la primera vez que te ví? Era de tarde, entraba yo en la Iglesia Santo Domingo y escuché una guitarra tocando Historia de Amor, caminé por varias habitaciones hasta verte en una de ellas, sola, concentrada. Te vi perfecta y perfecta fuiste para mí durante mucho. Habría matado y muerto con gusto por verme siempre reflejado en tus ojos. ¿te lo dije varias veces, no?".
Ella se detiene junto a un banco de madera y se sienta. Sigue leyendo: "¿recuerdas que no podías creer que yo estuviera tan enamorado de tí? Me mirabas incrédula cuando con mi guitarra te cantaba Yo Pienso en Tí de Fernando Ubiergo, o Cuando Duermes de Cómplices. Leías incrédula mis poemas. Y yo estaba loco por tí, loco como suele estarlo aquél que no sabe vivir otra vida que una junto a tí"
"Me decías un día te cansarás, te aburrirás, porque eres como un niño. Yo te decía jamás, mi amor, jamás. Tu me mirabas incrédula."
"¿llegaste a enamorarte de mi?. ¿Sabes? yo nunca lo supe bien. Seguramente porque estaba loco por tí sentía que no te habías enamorado lo suficiente de mí. ¿recuerdas que me gustaba pasar mis dedos por tu rostro? ¿alguna vez tocaste así el mío?".
Ella siente frío y se pone de pie, baja un instante los brazos y mira a lo lejos, a ninguna parte y a todas a la vez. Camina lentamente y vuelve a leer: "¿porqué te escribo esto? porque me voy. De hecho mientras estás leyendo ya estoy bastante lejos. No importa donde, sólo lejos, donde no tenemos lugares ni amigos comunes. De verdad te amé con todo mi alma, de verdad fuiste la perfección absoluta para mí, pero he empezado a pensar que tal vez no eres perfecta, que tal vez me estoy equivocando al querer verte siempre como el ángel que tocaba una guitarra en un salón de una iglesia que no he vuelto a visitar más. Me decías que era un niño y tal vez tenías razón, este niño quiere recordarte perfecta y por eso se va. Adiós, mi amor".
Ella arruga el papel pero no lo bota, lo guarda, tiene las manos frías y con ellas se tapa los ojos como queriendo no ver. Se queda quieta, luego vuelve a mirar a todas partes. Se pregunta ahora dónde iré. Piensa desolada que es una tarde fría, y camina a cualquier lugar.
4 comentarios:
...llegaste a enamorarte de mí? ... nunca lo suficiente, nunca como yo sí lo hice... qué pregunta tan común!, tan cotidiana, pero al mismo tiempo tan compleja, tan perfecta para un recuerdo melancólico... cómo medir el amor? cómo saber si aún después de tantos años, el otro, llegó a sentir- un instante- con la misma intensidad que nosotros...qué queda entonces? El recuerdo incólume, la idealización de la persona y del sentimiento, la imagen de la perfección por la cual sacrificamos el tiempo, la eventual- y agradable- evocación de aquellos días adolescentes en que el mundo se detenía en una mirada. almudena
Almudena, amiga, hay muchas cosas que se podría escribir de este post. La sensación de que uno, cuando está perdidamente enamorado, es insuficientemente correspondido; la idea de la perfección como sustento de un amor apasionado; pero creo, sobre todo, el terrible dolor que representa, o puede representar, el pensar que se perderá la idea de perfección, que se perderá la sensación del amor, y que dolerá cuando llegue y se lleve todo, pero dolerá también cuando nos resistamos a creer que es así, que está pasando así.
En fin, hay muchas cosas, decía, que se podrían hablar de esta historia de amor imaginada.
Hola Hugo, que bonita y a la vez triste historia amor, triste y mlancolico como casi todas las historias que escribes.
Sin necesidad de arrancarse una oreja, como cierto "holandes loco", a veces, escritos como este, nos hacen detener un buen rato la mirada... será la genialidad? , será que nos sentimos identificados?, o serán ambas...?
Creo que todos nosotros tenemos en nuestra vida una "historia de amor", digna de perpetuarse en una inolvidable canción. Muchos pusimos una vez en una carta, todas nuestras esperanzas, o tal vez colocamos en ella- como en la historia del blog- las lágrimas de adiós que no quisimos derramar frente a la persona amada. Pero, pocos sacrificamos el amor, el tiempo con la persona amada, por no perder la perfección del sentimiento, pocos, muy pocos tenemos el valor de adelantar el fin... pocos podemos reconocer y aceptar que esa perfección no nos estaba destinada...; que ese ser perfecto, para continuar sintiéndolo así debía permanecer lejos.
Publicar un comentario