miércoles, noviembre 08, 2006

Para siempre es hasta la muerte.

Pese a mi llanto y a mis ruegos, no me permitía acercarme lo suficiente como para robarle nada más que un mísero abrazo, ya que había decidido negarme sus besos.
Ella, parada frente a mí, siempre a dos pasos de distancia, se resistía a llorar entrecerrando los ojos, apretando los labios y mirando constantemente a algo bajo mis pies. Había decidido dejarme y esta vez era para siempre.
Para siempre, ella no lo entendía, significaba para mí una vida sin contenido, un parque inmenso amarillo y sin árboles frente a la ventana de mi cuarto. Para siempre, ella no quería entenderme, significaba echarse a volar sin alas desde el último piso de un rascacielos.
Le dije, al fin, que estaba bien, que no iba a humillarme más, que no iba a seguir implorándole que no me abandone, pero que por lo menos me regale el último abrazo. Le dije que no iba a llorar más por un beso suyo, a cambio de estrechar una vez más su cuerpo por un mínimo momento, porque en ese mínimo momento quedarían las cosas buenas compartidas, y las cosas buenas que algún día volverían a nosotros por distintos caminos, como vuelve la sonrisa por algo distinto a lo que segundos antes nos hizo llorar.
Vi un casi imperceptible gesto de duda, y aproveché para acercarme a ella. Su olor fue lo primero que me invadió, mucho mas fuerte cuanto que mientras más cerca la tenía, por esos pequeños segundos concedidos, más inminente era la pérdida.
Se dejó abrazar y me abrazó también, reclinó su cabeza en mi hombro, y aspirando el olor de su cabello, tan querido por mí, como cada parte de su cuerpo a punto de abandonarme, empecé a apretarla más y más contra mí, más y más fuerte, sin hacer caso de las lágrimas que como un torrente empezaron a brotar de mis ojos, ni de sus gritos que empezaron a estallar en mis oídos, como cuando en los viejos tiempos me gritaba que me amaba y sería mía para siempre.

14 comentarios:

alida dijo...

Uffsss que melancólico y con tanto amor, no sabes cuanto me llego tus letras
Un abrazo

Fox in the Snow dijo...

Gracias, es un nuevo intento mío de incursionar en los cuentos cortos, pero aún me domina el problema de no poder poner nombre a mis personajes.

Briseida dijo...

Envuelto en tristeza... en abandono...

¡qué importan los nombres!

Un abrazo!

Anónimo dijo...

Una historia triste pero a la vez bonita, corta pero con mucho contenido y amor. Me encato el relato, como siempre sabes cautivar a tus lectores. Besos

Anónimo dijo...

Un día no tenias nada que escribir y hasta te sentías obligado a hacerlo sin saber que escribir y al otro, nos sorprendes con una Historia de Amor.
Impredecible.

Laura Martillo dijo...

Es un buen escrito, bueno en verdad. Aunque el tema me resulte doloroso y desolador.

Anónimo dijo...

Bonito post. Interesante tu forma de escribir.
Un saludo desde Japon.

Anónimo dijo...

Nada es para siempre.

Besos y despedidas.

Anónimo dijo...

No sé que es mas doloroso: aceptar sumisamente que "nada es para siempre" o vivir para siempre con "nada" entre los brazos y con muchos recuerdos.

Blog de alma dijo...

Todo pasa y todos queda, dice el poeta.

Un abrazote para ti, amigo

Blog de alma dijo...

...Creo que me gusta eso de que no tengan nombre...

Anónimo dijo...

No te preocupes por ponerle nombres a los personajes de tus cuentos, eso es lo de menos, algunas veces uno se identifica tanto con él, que nosostros mismos imaginariamente le ponemos nombre.
Saludos

Anónimo dijo...

Sería absurdamente beneficioso, poder por un momento cerrar los ojos, y como en proyección de películas caseras, recorrer cada espacio trascendente de tu vida pasada, y saber donde las cosas se quedaron a medias, donde se quebró o se emparejó el destino, donde callaste o dijiste aquello que no debió callarse o decirse, de la forma en que lo hiciste. Sería (creo) bastante benévolo como conocimiento, pero triste el reconocimiento de que ya es tarde, que no vas a poder cambiarlo... otorgo desde aquí sinceras (y maduras?)disculpas a quienes me hicieron, me hacen y me harán daño (a quienes dejaron mi vida sin la contundente posibilidad de observar lo colorido de los árboles) pero también sé que hay gente que a través de los años no me ha perdonado y por ello si creo que me sentiré culpable para siempre...

mi otro yo dijo...

Sin nombres pero hubo despedida. Y vos donde quedaste, donde estas?
En fin te dejo saludos!