El guardián del viento camina desconcertado, ha vencido muchas batallas y la sangre de sus enemigos puebla enteramente sus noches de sueño.
Por fin está cerca la paz, piensa, mientras el horizonte se le presenta, por fin, limpio y claro.
Hace muchos siglos, cuando juró hacer y dar todo por su amada, el guardián del viento era fuerte, seguro, inmortal. En cada batalla, en cada muerte, en cada grito de terror, algo se le fue muriendo.
El guardián del viento camina desconcertado, ya no tiene que pelear, no tiene que ganar el amor ya ganado. Mira ante sí el largo camino llano, casi plateado a la luz de la luna, y se pregunta, por esta vez, solo por esta vez, si de verdad quiere seguir.
No recuerda ya el rostro amado, no sabe qué le diría al llegar. Mira entre las estrellas nuevamente sus ojos, su boca, tanto y tanto imaginados, tanto y tanto deseados, que hasta le duelen entre las costillas como un golpe de lanza.
La noche se ha rendido ante su victoria, pero él ya no quiere continuar.
El guardián del viento agacha la cabeza, cierra los ojos, suelta sus armas y deja que el tiempo lo consuma.
En otro lugar, en otro tiempo, su amada recuerda a un guerrero que no puede identificar.
2 comentarios:
Entonces, parece, que no siempre los segundos de paz son buenos, y es que, mientras el ruido de las batallas diarias nos acompaña, escaso es el tiempo, y casi nulo el razonamiento, para pensar en las "bajas", en los logros (peor aún en los costos), o simplemente invertir, para salir de la duda, si tanto tiempo y esfuerzo nos llevaron a algo más allá de agotar nuestra alma, y acercarnos con cansancio al fin de nuestro tiempo...El guardián del viento debe dormir y tratar de soñar con otro lugar y otro tiempo, y mañana-al despertar- regresar a él o una nueva y más retadora batalla.
Las batallas del guerrero, incluyen aquellas en las que él mismo es su enemigo, ante la inseguridad, ante la incertidumbre de la elección que tiene en frente. En el arduo vivir del guerrero, son necesarios esos momentos en que reflexione sobre lo logrado y lo perdido, pues en el momento en que olvide el ideal por el que lucha y que justifica sus alegrías y tristezas, perderá la guía que lo inspira a continuar.
P.D. Me encanto la descripción y la redacción de este momento en la vida del guardian del viento.
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