jueves, enero 29, 2009

azul

Me abrazas con fuerza. Apoyo mi cabeza en tu hombro sintiendo tus cabellos rozar mi cara. Cierro un instante los ojos dejando que tu calor, tu abrazo, tu perfume se conviertan en todo mi mundo. Los sonidos de la calle se van apagando uno por uno hasta convertirse en un silencio calmo, como si todo se hubiera detenido, incluso nuestra respiración.

Empiezas a hablarme, te escucho atento sin soltarme de tu abrazo. Miro el reflejo del sol despedazado en las ventanas del edificio frente a mí. La vida, que ahora está quieta para mí, transcurre como si nada a solo metros de nosotros. Sin embargo, sigo sintiendo que todo se ha detenido.

Hubo un momento en mi vida en que me asumí inmune a todo lo que no fuera yo y mis libros, yo y mi música, yo y mi reducido entorno de personas que quiero. La vida se había reducido al sencillo trámite de superar problemas ajenos a mí.

El sol despedazado en las ventanas estalla en luces naranjas, rojas y amarillas.

Me preguntas “¿ya te estás poniendo azulito?”, que es lo que sueles preguntarme cuando estás a punto de soltarme. Muevo la cabeza al decir que no, hundiendo mi rostro en tu cuello como siempre que no quiero soltarte.

Levanto el rostro, miro tus ojos en los que el sol se refleja en miles de puntitos brillantes, paso mis dedos por tu carita, despacio, como queriendo que cada caricia no termine nunca. Te beso, acariciando tus labios con mis labios.

Cierro los ojos de nuevo, pensando, esto es el amor, lo sé, ¿lo sabes tú?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Quizas esté aprendiendo a conocer lo que es el amor ...